¿A que Huelen los Instrumentos de Dios? // Isaí A. Martínez Mijares


¿Usted a olido la ropa sucia? 
¿Le gusta su olor? ¿Y el olor a ropa guardada?
¿A qué quisiera que oliera lo que usted usa? 

Sinceramente yo no quisiera andar usando una ropa que ni huele bien…

Pues fíjese, le voy a describir un caso: Hay veces que vamos a las segundas (tianguis) y vemos una camisa, o un pantalón o algo que nos gusta, y queremos estrenarlo, pero por lo regular siempre huele feo, y ¿qué es lo que usted hace?, pues ir y lavarlo.

Exactamente eso fue lo que Dios hizo con nosotros, nosotros estábamos en el mundo, éramos lo más vil y lo menospreciado del mundo (como esa ropa que ya no quiere la gente), pero ¿qué pasó?, Dios en Su infinito amor nos vio y nos escogió, y Él nos quiere usar, pero como olemos feo, a sucio, a pecado, el tiene que usar su detergente, como nosotros usamos el Ariel o el ACE, solo que Él usa el mejor detergente limpiador: La sangre de Cristo, y como agua, usa su Espíritu para lavarnos y sus preciosas manos para hallarnos.

Pero también hay otras veces, como suele pasar en invierno o verano, al sacar la ropa de esa temporada, que huelen ha guardado, huelen muy mal porque ya la lavamos, pero no ha sido usada y necesita otra buena lavada, así pasa a veces, que solo nos dejamos usar por Dios en temporadas y para eso, necesitamos que Dios nos de un buen tallón doloroso para que nos vuelva a usar. 

Pero esto no termina aquí hermano, también hay muchas veces que está sucia la ropa y es la que mas nos gusta para determinada ocasión y queremos usarla pero para que no huela feo, solo le echamos perfume y creemos que con eso ya se limpió, y en la vida cristiana, hay ocasiones en las que queremos aparentar lo que no somos, queremos oler a algo que realmente no olemos y es ahí donde está el pecado, necesitamos nuevamente dejar que Dios nos vuelva a tomar en sus manos y nos vuelva a lavar con su amor y su poder para que Él pueda usarnos.

Y ¿Sabe qué hermano? Frecuentemente si nosotros olemos rico, llega una persona y nos elogia por el olor y hasta le dan ganas de oler igual, y ¿A poco no nos gusta que pase eso? Bueno, pues si dejamos que Dios nos lave y tenemos un olor grato y agradable en nuestra vida diaria llegarán los frutos y por nuestro ejemplo y testimonio con un grato olor, podremos agradar a NUESTRO DIOS y también podremos atraer a gente que quiera ese olor agradable.

Ahora si hermano, ¿Usted a qué huele? ¿Es un olor grato? ¿Huele a sucio? ¿Está disfrazando su olor? O tal vez, a lo mejor usted no se ha dejado usar por Dios a tal grado de que ya huele ha guardado. ¿Le pasa esto?

Es un buen momento para que usted se acerque a Dios y empiece a dejarse depender de Él y que Él lo lave y así usted tenga un grato olor hacia Dios y para los hombres.

Isaí A. Martínez Mijares
Funge como líder de
Adoración y Evangelismo
En la Iglesia Bautista Monte Sinaí
En Cd. Juárez, Chih., México


Para leer otras reflexiones ir a: http://jovenesaskenaz.blogspot.mx/

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