Con este texto, no se intenta criticar, de alguna manera, algún sistema político o económico, sino instruir sobre la Palabra de Dios, y como esta nos ayuda en todas nuestras necesidades y ante cualquier inquietud, podremos encontrar el mejor consejo.
En definición, Protesta significa “una declaración jurídica que se hace para asegurar el derecho que uno tiene”. Al hablar de este término, denotamos oposición “a algo o alguien” que nos limita a tener o disfrutar de algo que por derecho nos pertenece, pero que ha sido negado o ha ido menguando. Las protestas forman parte de nuestro mundo actual, algunos motivos han sido por falta de comida, por los precios elevados, por los impuestos, por la inseguridad, por los servicios médicos, y así podría seguir enumerando las razones por las cuales se llevan a cabo; sin embargo, cabe destacar ¿ayudarán en algo?
Para algunos ha resultado a favor, mientras que en otros casos han sido una más del montón, fuertes colas, retrasos para ir al trabajo, daños a bienes y personas, han sido algunas consecuencias de esta acción.
Hasta ahora hemos ido resaltando algunos aspectos sobre las protestas, pero ¿Qué tiene que ver con La Palabra de Dios? ¿Dios nos habla de protestas en la Biblia?
En la Biblia encontramos, un hombre que aparece por primera vez, estando en el desierto de Judea (Mateo 3:1), que predica “Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos, se ha acercado”. Hablamos de Juan el Bautista, que a primera instancia, podemos decir que fue un hombre que tenía una importante misión. Dios – a través de un Ángel- le hablo a su Padre (Zacarías) y le dijo que él “estaría lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre”. (Juan 1:18).
El hecho de que estuviera en el desierto, lo que vestía y comía, denotaba una profunda dependencia de Dios (Mateo 3:4). Todos los de Jerusalén, Judea y alrededor del río Jordán “…eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados”. (Mateo 3:6). Anuncio la venida del Mesías, “11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará”. (Mateo 3); y fue quien bautizo a Jesús (Mateo 3:13-17).
Pero había alguien que miraba con inquietud el creciente movimiento popular que había adquirido: Herodes Antipas. Herodes había tomado por mujer a Herodías, mujer de Felipe, su hermano. (Marcos 6:17). Con este hecho, era conocido por todos, la posición que había tomado Juan con respecto. Él reprendía abiertamente el adulterio del tetrarca. “Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano” (Marcos 6:18).
De cierta manera, él criticaba y había levantado una protesta contra las acciones que llevaba a acabo este gobernador (de una cuarta parte) y “su mujer”. Herodías seguía de cerca a Juan, y deseaba matarlo, pero Herodes temía a Juan, porque era varón justo y santo, y oyendo su predicación quedaba perplejo.
Hasta que, esté lo mando a encarcelar, y posteriormente a decapitar. “27 Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuese traída la cabeza de Juan. 28 El guarda fue, le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre”. (Marcos 6). Este había sido el deseo de la hija de Herodías, que danzo y este agrado a Herodes, y le dijo: “Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré. Y le juró: Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino. Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le dijo: La cabeza de Juan el Bautista”. (Marcos 6:22-24). Aunque el rey se entristeció mucho, cumplió su deseo.
En esta historia, claramente se observa como él -oponerse- protestar – por una acción que era pecado, por parte del tetrarca Herodes y su mujer Herodías, desencadeno la muerte de Juan el Bautista. Él cumplió el propósito de Dios y como otros hombres santos, terminó como mártir.
La Palabra de Dios nos habla de hombres como Juan el Bautista, Jesús, y otros siervos a lo largo de la historia, que han protestado y se han levantado contra “lo que está fuera del propósito de Dios y de su voluntad”. Muchos han creado revoluciones, movimientos que han impactado su época, y aún repercuten hoy en día. Ahora bien, con esto, no se está –animando al lector- a que proteste abiertamente, sino instruyendo conforme a lo que está escrito.
Algunos podrían decir “¿Pero lo que hizo Juan el Bautista no surtió efecto?”. “¿Por qué lo mataron?”. Pero al final él cumplió el llamado de Dios, y preparo el camino para Jesús. Herodes debía ser confrontado con su pecado. Dios le estaba dando oportunidad para arrepentirse, pero no se arrepintió. Gano más su deseo por la mujer que su hermano que resistir la tentación.
Ahora bien, en las protestas que observamos hoy en día, existen dos caminos, la violencia y la paz, pero más allá de eso, denota un profundo odio. Mientras que Dios nos manda a vivir en paz con todos los hombres (Hebreos 12:14). Veamos de esta manera, si una persona a través de una protesta logra algo, podría haber valido la pena, pero que sucede si no, y más allá de eso, alguien termina lastimado.
Como cristianos, estamos llamados a paz, a orar por nuestras autoridades “Para que vivamos quieta y reposadamente”. A colocar cada situación en manos de Dios, esperar en él.
Una vez me paso, en la empresa donde trabajo, que había un personal junto con el apoyo sindical, que no quería darnos un aumento correspondiente. Ellos se oponían argumentando que no los habíamos apoyado en una protesta. Muchos se quejaron, otros se molestaron, pero saben cuál fue mi actitud “Si ellos, no me dan lo que me corresponde – habiendo trabajado honestamente – pues Dios los quitara y pondrá a otros que sí, porque de él viene mi sustento”. Y así mismo fue, no tuve que pelear con nadie, no tuve que protestar, hacer pancartas, pasar comunicados, lo que hice fue levantar mi voz al Dios vivo, quien suple cada una de mis necesidades y él fue pronto para responder a mi oración. A la semana me aumentaron.
Así que sí estás pasando por una situación difícil justo ahora, no te desesperes, Dios también estará atento a tu petición, dispón tu corazón y activa tu fe, él desea ayudarte justo en el ahora :-) Para finalizar, ¿Ayudará en algo las protestas? En algunos casos si, en otros no, pero en mi opinión, prefiero evitarlas y declarar mi necesidad a aquel que sustenta mis días – DIOS -.
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