La Verdadera Amistad (Santiago 4:4)

Santiago 4.4 "¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios".

Quizás esta palabra te suene un tanto dura o difícil de comprender, sin embargo, el contexto de la misma nos indica lo que realmente sucede en las personas que depositan su amistad en el hombre, sabedores que los amigos raramente se dan entre los mismos. Hoy día es difícil encontrar un verdadero amigo, se considera una rara especie en peligro de extinción, ¿no lo crees? Si tú realmente tienes un verdadero amigo, consérvalo, atiéndelo y escúchalo cuando él quiera decirte algo, ya que siempre te hablará con la verdad y te hará ver tus errores, pero de una forma constructiva.

En la biblia, en el antiguo testamento, tenemos un claro ejemplo de lo que significa una real, leal, e incondicional amistad; tal es el caso de David y Jonatán que sellaron un pacto de amistad irrompible, un pacto hasta la eternidad. Tal era ese pacto que incluso el mismo Jonatán se atrevió a desafiar a su padre, el rey (Saúl), siendo fiel a la amistad que lo unía con David, quien defendió a costa de lo que fuera la relación que existía con su amigo. En los momentos de mayor tribulación por los que atravesaba, David sabía que podía contar con la ayuda de Jonatán y en el momento que lo requiriera él estaría dispuesto a ayudarlo. Qué hermoso ejemplo de amistad, de una genuina amistad, que nos enseña que un amigo es aquel que está dispuesto a dar la vida misma. 

Ahora bien, las amistades tienden a ejercer algún tipo de influencia en la persona, y esta puede ser positiva o negativa. Cuando esta es de índole negativa, entonces los resultados muchas veces resultan de fatales consecuencias; los aconsejan mal, les ofrecen todo tipo de sustancias (tabaco, alcohol o drogas), o bien que asuman una actitud de reto o rebeldía en contra de los padres, maestros o la sociedad en general. Los inducen a pertenecer a pandillas o grupos que tienen como principio romper todo tipo de reglas que han sido establecidas por la sociedad o las autoridades; en general, actúan de manera irresponsable, provocando que sean mal vistos por todo el mundo y a su vez sean rechazados.

Mi amigo, este tipo de “amistades” son las que han provocado que la juventud en este tiempo se encuentre sumida en una crisis de valores tanto morales, como espirituales; es por ello que vemos en las grandes metrópolis, niños y jóvenes que viven en la calle, jovencitas de escasos 13 o 14 años embarazadas, jóvenes que se prostituyen, que se drogan o que se dedican a delinquir. Estas personas vienen siendo una lacra de la sociedad, que fueron mal encaminadas y que por no saber escuchar un consejo a tiempo de parte de sus  mayores, hoy se encuentran perdidos.

Por otra parte, el amigo, en toda la extensión de la palabra, te decía, es aquel que realmente se preocupa por ti, que permanece contigo en todo momento, que procura escucharte y darte un buen consejo, que quiere solo lo mejor para ti, que es fiel, es una persona digna de confianza, que sabe callar y guardar un secreto, alguien que sabe perdonarte, que a pesar del tiempo y la distancia siempre estas en su pensamiento y mantiene una comunicación contigo. Es aquel que goza cuando logras un triunfo, que ríe cuando tú ríes, que llora cuando tú lloras, que sufre cuando tu sufres; tus victorias son sus victorias y tus derrotas también las hace suyas; es el hombro donde tu te apoyas en los momentos de soledad, y es la mano que se extiende para levantarte cuando estás caído; en términos generales, es alguien que tiene cosas en común contigo, y al igual que Jonatán es aquel que está dispuesto a dar la vida por ti. 

Es difícil de encontrar una persona que reúna estas características. Déjame preguntarte algo, ¿acaso tú reúnes estas características? Porque no se trata nada más de exigir que otros sean así, no, sino que también tú seas así para que ellos te consideren un verdadero amigo. Te quiero decir algo importante que en la biblia está establecido como una ordenanza del Señor Jesús a toda la humanidad “AMA A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO”. En términos más sencillos < trata a tus amigos como quieres ser tratado>

En lo particular, siempre comento que en la vida tengo el privilegio de contar con un amigo que reúne todas estas características y aún mayores; que llegó a mi vida en el momento preciso en que necesitaba de alguien en quien confiar (ya que toda mi vida fui traicionada por muchos que se decían mis amigos), que me brindara su apoyo, que me diera palabras de aliento, que me abrazara, que me dijera que me ama, que para él soy lo más relevante, que me diera la confianza para comenzar de nuevo, que en él yo tengo seguridad, que no tengo horario para platicar con él, que siempre está dispuesto a escucharme, que me corrige con palabras suaves cuando estoy haciendo las cosas equivocadas, que siempre está pendiente de mí, que nunca me abandona sino todo lo contrario en los momentos en que más necesitado estoy, él siempre permanece a mi lado, que me perdona cuando le falto, y que no espera ninguna recompensa de parte mía; que mis victorias son sus victorias, y que cuando tropiezo también él se entristece por mi caída, pero su mano poderosa me infunde aliento para levantarme y me incita a continuar mi marcha, no permite jamás que me quede caída a lamentarme, por el contrario, me ayuda; él con una inmensa ternura limpia mi rostro, enjuga mis lágrimas, sacude mis ropas, cura mis heridas, me abraza y me dice AMIGO AQUÍ ESTOY YO Y SIEMPRE ESTARÉ PARA AYUDARTE.

Sabes de quién te hablo, ¿verdad? Del ÚNICO AMIGO, ¡sí de CRISTO JESÚS! Que al igual que yo tú también puedes tener, lo único que tienes que hacer es invitarlo a entrar en tu corazón y hablar con toda confianza, que Él te escuchará amablemente y con mucho amor. Él siempre te dará un buen consejo, y nunca permitirá que te pierdas, siempre te hablará con la verdad, y aunque te lastime Él sabe perfectamente que es lo mejor para ti. Atrévete a vivir esta amistad, pura, sincera e incondicional; te puedo asegurar que no te arrepentirás jamás.

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