¿A QUIEN TENGO YO EN LOS CIELOS SINO A TI?


Para David, Dios significaba "su herencia", "su parte" y de ahí que ningún deleite era comparable al suyo (Salmo 16). Salomón escribió en sus Proverbios que "La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella" El alma se siente en posesión de Dios, ya no desea ninguna otra cosa para sentirse feliz. Cristo mismo es el Gozo, Dios con nosotros, morando en nosotros, y cuando esta es una experiencia espiritual de la fe, todas las cosas están bien ahora, en Cristo.

Sentirse hijo de Dios es sentirse dueño de todas las cosas, pero ninguna cosa ni en los cielos ni en la tierra es para el creyente más primordial, sino Dios mismo. "Fuera de ti, nada deseo en la tierra" (Salmo 73:25). Que rico era este hombre, aunque él se había sentido muy desgraciado cuando aparto su mirada de su herencia en Dios, y la había puesto en las riquezas de la tierra. "Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos" (Verso 3) La tierra tiene muchas cosas que, aparentemente por un tiempo, parecen ser el camino de la felicidad, y es debido a esto que los humanos ponemos nuestros deseos en poseerlas.

La tierra y todo lo que contiene se pasa y su gloria, en las manos de los hombres, es tan corta como la vida de una flor "Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida no provienen del Padre, sino del mundo. Y el mundo se pasa y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre" (1 Juan 2:16-17)

La tierra tiene muchas cosas deseables a nuestro corazón, y no digo que todas esas cosas sean malas. Hay cosas que nos son necesarias mientras dure nuestra vida aquí en la tierra, y debemos hacer buen uso de ellas para nuestro bien, pero lo que no debemos hacer de esas cosas nuestro único fin, pues entonces todo terminará en frustración.

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