“1 Josías comenzó a reinar a los ocho años. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró treinta y un años.2 Josías obedeció a Dios en todo, pues siguió fielmente el ejemplo de su antepasado David. 3-7 A la edad de dieciséis años, el rey Josías empezó a obedecer al Dios de su antepasado David. Cuatro años después, comenzó a quitar los altares en los que el pueblo adoraba al dios Baal. También quitó las imágenes de la diosa Astarté, las imágenes y los ídolos que había por todo el territorio de Judá y en Jerusalén. Josías, rey de Judá (2 R 22.1-2)
¿Te parece difícil hacer lo que está bien? Josías fue un Rey sobresaliente, quizás el mejor Rey que Judá jamás hubiera tenido. A pesar de su corta edad, era profundamente espiritual. No tenía una familia de ejemplos, sin embargo, obedeció a Dios en todo (v.2.). Su padre Amón ni su Abuelo Manases habían hecho lo bueno delante de Dios.
Manasés también había sido un mal gobernante durante muchos años, antes de que los asirios lo capturaran y lo llevaran prisionero a Babilonia. Allí pidió perdón a Jehová, y él lo perdono. Una vez libre, Manasés volvió a reinar en Jerusalén. De inmediato corrigió lo malo que había hecho y ayudó a la gente a servir a Jehová. Qué triste debió sentirse cuando vio que su hijo Amón no imitaba sus buenas acciones. Por eso nació su nieto Josías. La Biblia no expresa que relación tuvo Manasés con él, pero quizás sea probable que le enseño a servir a Jehová.
Cuan provechosos es cuando compartimos la Palabra de Dios y tenemos testimonio con nuestra familia. Sabemos que algo, el Señor va a hacer. Esa semilla sembrada, tarde o temprano dará su fruto.
Josías tenía seis años cuando Manasés murió y Amón subió al trono. Este reinó por poco tiempo, pues a los dos años lo asesinaron sus propios siervos. Como consecuencia, Josías se convirtió en Rey, con tan solamente 8 años. Pero será que ¿seguiría él, al ejemplo de su padre Amón, o el buen ejemplo de su arrepentido abuelo?
Aún una corta edad, no nos es tropiezo para buscar a Dios de todo corazón. Muchos jóvenes piensan que por su edad, aún les falta mucho por disfrutar, y no se dan cuenta de que la Escritura señala “acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes de que vengan los días malos, y lleguen los años en los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento” (Ecles. 12:1). Dios tiene un hermoso propósito para la juventud actual, en el cual no está el alcohol, las drogas, las desilusiones ni el suicidio.
Aún no había nacido ni escrito el profeta Joel, pero ya Dios había hablado al corazón de Josías: Joven fiel. “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos, y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días” (Joel 2:28,29).
A la edad de 20 años derribó los altares hasta el polvo. Josías ordenó que destruyeran todo eso hasta hacerlo polvo, y que luego esparcieran el polvo sobre las tumbas de quienes habían ofrecido sacrificios en ellos. Después mandó quemar los huesos de los sacerdotes de esos dioses, y los quemaron sobre los altares que ellos mismos habían usado para quemar incienso. Al terminar, también destruyeron esos altares. Esto mismo hizo Josías en todo Israel y Judá, y no sólo en las ciudades, sino también en los poblados cercanos.
No solamente había guardado la Palabra de Dios, sino que ayudo a descontaminar un Israel y Judá que se había descuidado y había desviado su corazón del Dios Verdadero Jehová.
Sin embargo, a la edad de 36 años, promovió la reparación del Templo de Dios, porque los anteriores reyes lo habían descuidado y contrato hombres honestos, que emplearan el dinero a lo que se debía. Otros, vigilaban el trabajo de los cargadores, y dirigían a todos los obreros, sin importar el trabajo que realizaran.
Se descubrió un rollo de la Ley de Moisés en el templo, que estimulo un reavivamiento religioso nacional. Su mensaje, cuando lo leyeron ante el rey, hizo una profunda impresión en él. Rompió sus vestidos en señal de tristeza. Convencido de que sus padres no habían vivido de acuerdo con las ordenanzas divinas, temió que las maldiciones pronunciadas por Moisés cayeran sobre sí y su reino, y en consecuencia envió a algunos funcionarios a la profetisa Hulda para pedir consejo. Ella confirmó los temores del rey, pero le aseguró que Dios no traería los castigos predichos sobre Judá durante su vida, puesto que él había hecho todo lo que pudo para vivir una vida piadosa (2 R. 22:8-20; 2 Cr. 34:14-28).
Esto animo a Josías a redoblar sus esfuerzos para eliminar la idolatría y el paganismo de su reino, e indujo a los dirigentes del país a entrar en un solemne pacto con Dios. Celebró la Pascua en una forma en que no se había celebrado desde los días de Samuel.
33 Josías destruyó todos los odiosos ídolos que había en el país, y les ordenó a los israelitas que adoraran solamente al Dios de Israel. Mientras Josías vivió, su pueblo obedeció al Dios de sus antepasados. Se encuentra el libro de la Ley (2 R 22)
Mientras el poder de Asiria disminuía y crecía el de Babilonia, Josías pareció haber considerado que era ventajoso inclinarse hacia Babilonia. En el último año de su reinado, intentó bloquear al faraón Necao en su marcha hacia el norte a través de Palestina para ayudar al moribundo poder asirio. La Crónica Babilónica revela que las fuerzas egipcias habían estado ayudando a las asirias durante varios años. Como todos estos ejércitos auxiliares egipcios habían atravesado Palestina en lo pasado, Josías no debió haber hecho intentos para impedirles la marcha hacia el norte. Ahora, sin embargo, decidió no dejarlo cruzar el país otra vez. Necao no quería pelear contra Josías, pero fue obligado a ello en Meguido, lugar que el ejército egipcio 665 debía cruzar.
En esta batalla, Josías fue herido de muerte. Rápidamente, fue llevado a Jerusalén, donde murió y fue sepultado; el victorioso Necao siguió su marcha hacia Siria. La muerte de Josías fue una gran tragedia para el país, y sinceramente lamentada por la gente y por el profeta Jeremías, que compuso una Lamentación que no ha sido conservada (2 Cr. 35:24, 25). La reforma religiosa comenzada por Josías no tuvo tiempo de afianzarse profundamente, y pronto fue olvidada.
Tomado de: http://lapalabra.galeon.com/aficiones1553000.html
http://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/2009092
http://www.wikicristiano.org/diccionario-biblico/2755/jos%EDas/
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