Los tiempos han cambiado, pero a veces uno mira hacia atrás y reconoce que está más viejo… y cuando uno pasa los 25 años comenzamos a ponernos muchas cremas, gotas, usamos fajas, nos aplicamos tratamientos antiarrugas, tintes para tapar las indeseadas canas… Pero quiero compartir contigo que la vejez no se trata de las arrugas ni de las canas, sino que tiene que ver cuando se te marchitan los sueños. Se puede tener 15 años, pero de corazón es un viejo de 85 años. Es que a veces, cuando van pasando los años, creemos que perdimos todas las oportunidades, que no podemos andar sobre las nubes, y debemos colocarnos los pantalones, asumir posiciones y ser responsables.
Esta es la historia de 3 árboles. Uno quería convertirse en un barco para transportar a los reyes más poderosos. El segundo era similar, quería albergar los tesoros más lindos del mundo y el tercero quería solamente crecer para que, al verlo, pudiera recordar el amor de Dios por la humanidad. Llego un leñador y comenzó a cortar el primer árbol y dijo, no sirve para un barco, haré un bote para pescadores. Tumbo el segundo y dijo no sirve para hacer un cofre para tesoros, haré un recipiente para guardar comida de animales, y el tercer árbol lo talo, aunque este no quería, se aferró a sus raíces y guardo la leña en el taller de la carpintería.
Pasaron los años y es verdad, estos árboles pensaron que sus sueños se habían perdido. Pero un día, cuando este bote estaba en el medio del lago, había un grupo de pescadores en él, y vino la tormenta, y las olas y el viento azotaban el bote, y golpeaban la madera, y esta dijo, ahora van a morir mis sueños, podrido en el profundo del lago con sucios pescadores y yo quería ser un barco para reyes. Los pescadores asustados despertaron a un hombre, este se levantó, extendió sus manos, y los vientos y las olas le obedecieron. En ese instante el árbol se dio cuenta de que quien tenía en su interior no era solo un rey, era el Rey de Reyes y Señor de Señores.
El segundo árbol había perdido todas sus esperanzas en un establo donde comían los animales, pero una noche, cuando una estrella rasgo el cielo, un matrimonio joven llego a ese pueblo, y no encontraron un hotel, un local, donde pasar la noche, y fueron a ese sucio establo, donde en medio del olor de los animales, un niño nació, y no encontraron mejor cuna para reposar a este niño que ese recipiente de animales. Y en ese instante, ese cajón, que casi era un cajón de basura, se dio cuenta de que en su interior no únicamente alberga un tesoro, sino el más grande tesoro que la humanidad pudiera concebir.
El tercer árbol lo sacaron del taller de carpintería e hicieron dos maderos, uno de ellos lo pusieron en la espalda lacerada de un criminal, cuando subió la colina lo traspasaron con unos clavos en sus manos y en sus pies. Este árbol sintió dolor y dijo, yo quería crecer para que cuando la gente me viera pudiera recordar el amor de Dios y aquí termino… siendo una máquina de tortura para criminales. Pero la maravillosa historia nos dice que este criminal al tercer día resucito y desde ese instante cada vez que vieran ese árbol recordarían el gran amor de Dios por la humanidad.
Quizás soñabas con una familia, con un esposo, con una esposa o quizás fueron hijos, tal vez abrir tu propio negocio o culminar tus estudios, pero aunque tú creas que tus sueños han muerto, sácalos de la basura y ponlos en las manos de Dios. Aunque no hayas tenido las mismas oportunidades, Él te da una segunda oportunidad. ¡Vuelve a comenzar...!
Jeremías 29:11 "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis"
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