Mientras uno sigue a Cristo no puede mirar a otros competidores, porque ellos caen, se desmayan, se cansan, tratan de hacer trampa o simplemente no quieren seguir sino que nuestra mirada pase lo que pase debe estar en la meta.
Con los pies en la tierra, pero con la mirada en los cielos "... Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndote a lo que esta adelante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús". Filipenses 3:13
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