En los tiempos de Noé, el mundo entero estaba moralmente corrupto. Todos vivían para su propio placer, no para el placer de Dios. Dios no podía encontrar a nadie en la tierra interesado en complacerle, y por eso estaba triste. Dios estaba tan harto con la raza humana que consideró destruirla toda. Pero hubo un hombre que hizo sonreír a Dios. La Biblia dice, "Noé era un placer para el Señor." Dios dijo, "Este varón me da placer. Me hace sonreír. Empezaré de nuevo con su familia."
Dios sonríe cuando lo amamos supremamente. Noé amó a Dios más que nada en el mundo, ¡aún cuando nadie lo hacía! La Biblia nos dice que durante toda su vida, "Noé consistentemente siguió la voluntad de Dios y disfrutó de una relación íntima con Dios." Lo que Dios más quiere de usted es esto: ¡una relación! Es la verdad más asombrosa del mundo – que nuestro Creador quiere tener comunión con nosotros. Dios lo hizo para amarlo y El anhela que usted lo ame. El dice, "Yo no quiero los sacrificios de ustedes – yo quiero
amor ; yo no quiero sus ofrendas – yo quiero que me conozcan a mí."
¿Puede sentir la pasión de Dios en este versículo? Dios lo ama profundamente y desea que usted lo ame así también. El anhela que usted lo conozca y que se pase tiempo con El. Por eso es que aprender a amar a Dios y ser amado por El debería de ser el mayor objetivo de su vida. No hay nada que ni remotamente sea tan importante. Jesús lo llamó el mayor mandamiento. El dijo, "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primer y el mayor mandamiento."
Dios sonríe cuando confiamos en El completamente. Noé complació al Señor fue porque él confió en Dios, aún cuando no tenía sentido. La Biblia dice, "Por fe, Noé construyó un arca sobre tierra seca. El fue advertido de algo que no podía ver, y tomó acción basado en lo que se le dijo... Como resultado, Noé se hizo íntimo con Dios."
Imagínese esta escena: Un día Dios viene a Noé y le dice, "Estoy decepcionado con la humanidad. En el mundo entero, nadie excepto tú piensa en mí. Pero, cuando te veo a ti, Noé, empiezo a sonreír. Tu vida me complace; voy a inundar la tierra y voy a empezar de nuevo con tu familia. Quiero que te construyas un barco gigante que te salvará a ti y a los animales."
Habían tres problemas que podían haberle causado duda a Noé. Primero, Noé nunca había visto lluvia, porque antes del diluvio, Dios hacía que la irrigación de la tierra brotara del suelo. Segundo, Noé vivía cienes de millas del océano más cercano. Aún si aprendiera a cómo construir un barco, ¿cómo lo iba a llevar al agua? Tercero, tenía el problema de reunir a todos los animales y después cuidarlos. Pero Noé ni se quejó ni dio excusas. El confió en Dios completamente y eso hizo sonreír a Dios.
By: Rick Warren - Una vida con propósito - Pag. 61,62 y 66
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