Manual de Guerra Espiritual (Tema 3: La Guerra del Creyente con el Mundo)

 

Tema 3: La Guerra del Creyente con el Mundo – Mundanalidad

Versículos centrales: Gálatas 1:4 y 1 Juan 2:15-17

Para el creyente, el mundo llega a ser un enemigo espiritual de un modo tan cierto como la carne. Aunque tiende a tomarnos por sorpresa, debido a que su influencia es mucho más sutil. Es una influencia externa.

Pablo afirma que este siglo [aion], este mundo, es malo [poneiros] (Gálatas 1:4) y cuando habla de maldad no solamente se refiere a que representa un mal, sino que involucra el hecho de manifestar una naturaleza perversa que arrastre a otros a ella. El mundo trata de esclavizarnos a unas filosofías y valores seculares o religiosos que se oponen a Dios.

Pero, ¿Qué es el mundo? ¿Qué es la mundanalidad? Se refiere al mundo. Se le considera una influencia sutil y maligna. El apóstol Pablo expresa que la cruz de Cristo nos separó del mundo y de su influencia (Gálatas 6:14). La única manera de poder librarse de su poder es a través de una doble crucifixión. El mundo nos ha crucificado a nosotros y nosotros al mundo.

Juan nos expresa que Dios ama al mundo (Juan 3:16), considerando al mundo como toda la humanidad. Aunque el hombre es pecador y vive su vida en separación y rebeldía contra él. Él ha previsto perdón completo para los pecados del mundo en la cruz de su hijo Jesucristo (2da Corintios 5:18-21). La Biblia da una esperanza a todos los que hacemos frente al aion y nos dice que no somos de este mundo (Juan 15:17) aunque andemos en él. 

También encontramos que 1 Juan 2:15-17 nos expresa que el mundo va a pasar y, por lo tanto, sus deseos. Pero a cuáles deseos se refiere: a) Los deseos de la carne: esclavitud a los deseos de la carne. Se puede describir como la satisfacción que se siente por las cosas incorrectas y con las cuales damos lugar al pecado. Esto proviene de nuestro interior, pero gracias a Jesucristo somos capaces de crucificar la carne con sus pasiones y deseos intensos.

b) Los deseos de los ojos: es creer que la felicidad se encuentra en las cosas que los ojos pueden ver y tiene mucha relación con la codicia. Muchos de los personajes de la Biblia fueron seducidos por estos deseos. Ejemplo: David y Betsabé (2 Samuel 11:2-4). En el tiempo de guerra, David decidió quedarse y luego que paseaba en el terrado de su casa real, vio a una mujer que se estaba bañando, la codicio, la tomo y durmió con ella. Otro ejemplo es Eva en el huerto (Génesis 3:6) Eva fue tentada por las sutiles palabras de la serpiente, hasta que vio que el árbol era bueno para comer y codiciable para alcanzar sabiduría, y tomo su fruto y comió y le dio a su marido.

La vanagloria de la vida: es creer que el sentido de la vida se encuentra en la apariencia y el precio de las cosas y no el valor que Dios le ha dado. La vanagloria hace alusión a dejarse llevar por la superficialidad, inflar el ego y nos hace creer que se es más valioso por la posición, dinero y los amigos que se tenga. Esas vanidades se convierten en fortalezas para quienes la practican.

Actividades:

• Indagar sobre la filosofía “Carpem Diem”, que trata de enseñarnos a tomar la vida con ligereza

• Cuando nos veamos tentados por los deseos de los ojos, reconocer que es un principio de codicia, Dios no te dará algo que ya le pertenece a otra persona. Esperemos el tiempo y la provisión de Dios.

Referencias:

Claudia de Fajardo. Afirmando mis pasos, Pdf, p. 19,20

Ed. Murphy. Manual de Guerra Espiritual, Pdf, 1995, p.196

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